Excursión al Monasterio de Miramar

La Excursión al Monasterio de Miramar es una ruta sencilla apta para toda la familia que se puede realizar en un par de horas tranquilamente y que discurre por territorio Archiduque Luis Salvador, con esto quiero decir que gracias a él podemos disfrutar de miradores espectaculares y de esta red de caminos que lo llevaban a una de sus casas preferidas para vivir: Miramar. La ruta comienza en la carretera de Valldemossa a Deiá en el Hotel Encinar, pasaremos por lugares muy interesantes y por algunas propiedades privadas con lo que siempre hay que respetar los pasos y fincas por donde pasemos.

Comenzamos pasando por encima de este muro, detrás están las escaleras que bajan pegadas al Hotel Encinar y después de las escaleras comienza el sendero entre pinos, siempre  bien marcado y que ofrece unas vistas increíbles de esta zona de  costa de isla. A los 5 minutos llegamos al primer mirador que el Archiduque mandó construir para disfrute de los suyos y de sus invitados: el Mirador des Pi.

Continuamos por el sendero en el cual podéis ver árboles caídos por los temporales de la zona pero que siempre se puede pasar, hay tramos incluso que al ser algo más aéreos disponen de un cable como pasamos pegado a la roca, pero no es nada complicado, pueden ir niños perfectamente. Siempre con el mar de fondo durante el recorrido pasamos por zonas de descanso entre las rocas con bancos para descansar, pasado esta zona fijaos a la izquierda en un desvío donde se ve abajo un merendero.

Este camino nos lleva a un lugar con un encanto especial: la ermita del beato Ramón Llull que está en muy mal estado debido a que hace años un rayo la destruyó y su restauración aquí era complicada. Para llegar a ella pasamos por encima de un puente, veremos muchas piedras acumuladas que eran de la ermita y desde luego el lugar no puede ser más privilegiado, un rincón donde resguardarse a meditar.

El silencio y la calma que se respira en este lugar invita a quedarse, pero continuamos el camino al principio del puente a la izquierda siempre bien definido el sendero que debemos seguir. Llegaremos a punto que a la derecha en una roca pintada indica hacia Miramar y si continuamos por la izquierda bajaremos por el sendero que nos lleva al Mirador des Creuer, otro mirador donde contemplar de fondo siempre la Foradada.

Subimos de vuelta al punto de intersección de los caminos, ahora para tomar esa indicación hacia Miramar, aquí nos encontraremos un paso de escalera de madera, que ya nos indica que pasamos a propiedad privada y que la visita al Monasterio de Miramar cuesta dinero  (4 euros adultos, niños gratis, según informa el cartel). Nada más pasar esta escalera nos encontramos con los curiosos “pontets de la font coberta” que aún están secos debido a que las lluvias no han llegado a la isla este otoño, pero que verlos con agua debe ser muy bonito.

Estos puentes que bajan por esta ladera con forma de arco en este entorno de bancales de olivos y entre pinos es de lo más original, un lugar que no os podéis perder. Y así maravillados por estas obras del Archiduque continuamos por otra escalera para dirigirnos hacia “les coves de Ponent” donde veréis un bajorrelieve del beato Ramón Llull.

Pasadas estas cuevas estamos llegando ya otro mirador con la Foradada de fondo y ya en terrenos de Miramar: el mirador des Guix, un balcón espectacular con vistas impresionantes.

Este mirador ya está en el terreno de la finca Miramar, desde aquí ya se puede ver este Monasterio que el fundó el Rey Jaume II a  petición de Ramón Llull en 1276 como escuela de árabes y otros idiomas para misioneros. Posteriormente fue adquirida por el Archiduque y se convirtió en uno de sus lugares preferidos para vivir, de ahí que hiciera esta red de caminos y miradores.

Realicé una visita por los exteriores del Monasterio donde hay una pequeña ermita, unos jardines muy bonitos y el claustro de estilo gótico, lugar que merece la pena al menos conocerlo. Se puede venir en coche hasta este lugar por la carretera hacia Deiá se ve el desvío, pero realizar esta sencilla y bonita excursión merece más la pena. Me sorprendió todo lo que encontré a mi paso, los senderos, los puentes, los diferentes miradores y sobre todo la ermita de Ramón Llull, otra ruta que me guardo entre las preferidas a pesar de su sencillez, y es que a veces las cosas sencillas son las que más tesoros guardan.

La duración desde el comienzo hasta el mirador des Guix y Miramar es de 1 hora a un paso tranquilo y disfrutando del paisaje, yo realicé la misma ruta de vuelta al punto de inicio y tardé unos 40 minutos en volver, con lo que puede ser una de estas excursiones para hacer por la mañana con amigos o familia, tomar la merienda en el mirador des Guix y de vuelta paseo disfrutando del paisaje. Esta excursión se puede hacer todo el año y se puede combinar con otras rutas más largas por la zona para aquellos que lo deseen, como por ejemplo bajar a Sa Foradada o ir a S’Estaca entre otras.